sábado, 21 de julio de 2012
Deuda pagada.
Un día, un muchacho llamado Howard Kelly pobre que vendía mercancías de puerta en puerta para pagar su escuela, encontró que solo le quedaba una simple moneda de diez centavos, y tenía hambre.
Decidió pedir comida en la próxima casa. Sin embargo, sus nervios lo traicionaron cuando una encantadora mujer joven le abrió la puerta. En lugar de comida pidió un vaso con agua. Ella pensó que el joven parecía hambriento, así que le llevó un gran vaso con leche.
La bebió despacio, y entonces le preguntó:
“¿Cuánto le debo?”
A lo que ella le contestó:
“No me debes nada. Mi madre siempre nos ha enseñado a que jamás aceptemos un pago por una caridad”.
Entonces le dijo el joven:
“Entonces, te lo agradezco de todo corazón.
Cuando Howard Kelly se fue de la casa, no solo se sintió físicamente más fuerte, sino que también su fe en creció y en los hombres era más fuerte. Había estado listo a rendirse y dejar todo.
Años después esa joven mujer enfermó gravemente. Los doctores locales estaban confundidos y no encontraban la razón de su mal.
Finalmente la enviaron a la gran ciudad, donde llamaron a especialistas para estudiar su rara enfermedad.
Llamaron al Dr. Howard Kelly para consultarle y cuando este oyó el nombre del pueblo de donde venía la joven mujer, una extraña luz llenó sus ojos. Inmediatamente subió del vestíbulo del hospital a su cuarto. Vestido con su bata de doctor entró a verla enseguida la reconoció. Regresó al cuarto de observación determinado a hacer lo mejor para salvar su vida.
Desde ese día prestó atención especial al caso y después de una larga lucha, ganó la batalla. Finalmente, el Dr. Kelly pidió a la oficina de administración del hospital que le enviaran la factura total de los gastos para aprobarla. La revisó, escribió algo en el borde, y envió la factura al cuarto de la paciente.
Ella temía abrirla, porque sabía que le tomaría el resto de su vida para pagar todos los gastos... Pero al fin la abrió, y algo llamó su atención en el borde de la factura. Leyó estas palabras... “Pagado por completo hace muchos años con un vaso con leche, Dr. Howard Kelly”.
El amor y la honestidad (Historia China)
Se cuenta que allá para el año 250
a.C., en la China antigua, un príncipe de la región norte del país
estaba por ser coronado emperador, pero de acuerdo con la ley, él debía
casarse.
Sabiendo esto, él decidió hacer una competencia entre las muchachas de la corte para ver quién sería digna de su propuesta. Al día siguiente, el príncipe anunció que recibiría en una celebración especial a todas las pretendientes y lanzaría un desafío.
Una anciana que servía en el palacio hacía muchos años, escuchó los comentarios sobre los preparativos. Sintió una leve tristeza porque sabía que su joven hija tenía un sentimiento profundo de amor por el príncipe.
Al llegar a la casa y contar los hechos a la joven, se asombró al saber que ella quería ir a la celebración. Sin poder creerlo le preguntó:
Sabiendo esto, él decidió hacer una competencia entre las muchachas de la corte para ver quién sería digna de su propuesta. Al día siguiente, el príncipe anunció que recibiría en una celebración especial a todas las pretendientes y lanzaría un desafío.
Una anciana que servía en el palacio hacía muchos años, escuchó los comentarios sobre los preparativos. Sintió una leve tristeza porque sabía que su joven hija tenía un sentimiento profundo de amor por el príncipe.
Al llegar a la casa y contar los hechos a la joven, se asombró al saber que ella quería ir a la celebración. Sin poder creerlo le preguntó:
- ¿Hija mía, que vas a hacer allá? Todas las muchachas más bellas y ricas de la corte estarán allí. Sácate esa idea insensata de la cabeza. Sé que debes estar sufriendo, pero no hagas que el sufrimiento se vuelva locura. Y la hija respondió:
- No, querida madre, no estoy sufriendo y tampoco estoy loca. Yo sé que jamás seré escogida, pero es mi oportunidad de estar por lo menos por algunos momentos cerca del príncipe. Esto me hará feliz."
Por la noche la joven llegó al palacio. Allí estaban todas las muchachas más bellas, con las más bellas ropas, con las más bellas joyas y con las más determinadas intenciones.
Entonces, finalmente, el príncipe anunció el desafío:
- Daré a cada una de ustedes una semilla. Aquella que me traiga la flor más bella dentro de seis meses será escogida por mí, esposa y futura emperatriz de China.
La propuesta del príncipe seguía las tradiciones de aquel pueblo, que valoraba mucho la especialidad de cultivar algo, sean costumbres, amistades, relaciones, etc.
El tiempo pasó y la dulce joven, como no tenía mucha habilidad en las artes de la jardinería, cuidaba con mucha paciencia y ternura de su semilla, pues sabía que si la belleza de la flor surgía como su amor, no tendría que preocuparse con el resultado.
Pasaron tres meses y nada brotó. La joven intentó todos los métodos que conocía pero nada había nacido. Día tras día veía más lejos su sueño, pero su amor era más profundo.
Por fín, pasaron los seis meses y nada había brotado. Consciente de su esfuerzo y dedicación la muchacha le comunicó a su madre que sin importar las circunstancias ella regresaría al palacio en la fecha y hora acordadas, sólo para estar cerca del príncipe por unos momentos.
En la hora señalada estaba allí, con su vaso vacío. Todas las otras pretendientes tenían una flor, cada una más bella que la otra, de las más variadas formas y colores.
Ella estaba admirada. Nunca había visto una escena tan bella. Finalmente, llegó el momento esperado y el príncipe observó a cada una de las pretendientes con mucho cuidado y atención. Después de pasar por todas, una a una, anunció su resultado.
Aquella bella joven – la del vaso vacío - sería su futura esposa. Todos los presentes tuvieron las más inesperadas reacciones. Nadie entendía por qué él había escogido justamente a aquella que no había cultivado nada.
Entonces, con calma el príncipe explicó:
- Esta fue la única que cultivó la flor que la hizo digna de convertirse en emperatriz: la flor de la honestidad. Todas las semillas que entregué eran estériles.
Si para vencer, estuviera en juego tu Honestidad, entonces pierde. Así, serás siempre un Vencedor.
miércoles, 4 de julio de 2012
Luciérnaga.
Cuenta la leyenda que una vez una serpiente empezó a perseguir a una luciérnaga. Esta huía rápido de la feroz predadora y la serpiente al mismo tiempo no desistía. Huyó un día y ella la seguía, dos días y la seguía... Al tercer día, ya sin fuerzas, la luciérnaga paró y le dijo a la serpiente:
- ¿Puedo hacerte tres preguntas?
- No acostumbro dar este precedente a nadie pero como te voy a devorar, puedes preguntar. -contestó la serpiente...
- ¿Pertenezco a tu cadena alimenticia? -preguntó la luciérnaga.
-No, - contestó la serpiente.
- ¿Yo te hice algún mal? -dijo la luciérnaga.
- No, - volvió a responder la serpiente.
- Entonces, ¿por qué quieres acabar conmigo?
- ¡Porque no soporto verte brillar!
Enseñanza.- Muchos de nosotros nos hemos visto envueltos en situaciones donde nos preguntamos: ¿Por qué me pasa, no he hecho nada malo, ni daño a nadie? Sencillo es de responder... ¡Porque no soportan verte brillar...! Cuando esto pase, no dejes de brillar, continúa siendo tú mismo, continúa y sigue dando lo mejor de ti, sigue haciendo lo mejor, no permitas que te lastimen, no permitas que te hieran, sigue brillando y no podrán tocarte... porque tu luz seguirá intacta. Tu esencia permanecerá, pase lo que pase... ¡Sé siempre auténtico, aunque tu luz moleste a los predadores!
Suscribirse a:
Entradas (Atom)