Un mecánico industrial es contratado en Latinoamérica por una empresa de automóviles alemana que lo lleva a formarse a la casa central de la compañía.
Alrededor de la fábrica existe un gran estacionamiento con plazas suficientes para que todos los trabajdores puedan llegar a la planta con su propio automóvil.
Durante las dos primeras semana, ya que el extranjero no tenía vehículo, el gerente del área de motores pasaba a recogerlo por su casa y lo llevaba a la fábrica. Al final de la jornada lo regresaba a su casa.
Quizá por un exceso de celo en el trabajo, el gerente siempre llegada a la planta bastante antes que sonara la sirena de inicio de jornada.
Todas las mañanas encontraban el estacionamiento casi vacío, pero el gerente dejaba siempre su carro al fondo, bastante lejos de la entrada del personal.
Un día el operario le dijo al gerente:
-Si llegamos temprano, casi antes que nadie, y el estacionamiento está vacío, no entiendo por qué dejas el carro... tan lejos de la puerta de entrada a la planta de producción.
El gerente le contesta:
-Esto es algo que me enseñó mi primer jefe al poco tiempo de ingresar en la fábrica. Los que llegamos temprano tenemos el tiempo de sobra para caminar un poco, pero los que llegan más tarde tienen prisa: necesitan más que nosotros encontrar estacionamiento cerca de la puerta porque sólo así llegarán a su hora al trabajo...
No hay comentarios:
Publicar un comentario