Cuando un señor tenía diez años, su madre lo obligó a hacer un curso de educación física.
Uno de los ejercicios consistíaen saltar de una puente al agua. Se moría de miedo. Se quedaba en el último lugar de la cola, y sufría cada vez que uno de los otros niños saltaba delante de él, porque en breve llegaría el momento de su salto. Un día, el profesor, al ver su miedo, lo obligó a saltar el primero.
Tuvo el mismo miedo, pero pasó tan rápido que empezó a tener coraje.
Se dice que hay que darle tiempo al tiempo. Otras veces, hay que remangarse y resolver la situación. En este caso, no existe peor cosa que retrasarlo.
"Afronte tu camino con coraje, no tengas miedo de las críticas de los demás. Y, sobre todo, no te dejes paralizar por tus propias críticas."
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